EL FIN DE LA BÚSQUEDA ESPIRITUAL


Ocuparse de la búsqueda espiritual es una pérdida de tiempo. Pero al fin y al cabo, toda la existencia, tal como tenemos que vivirla, es una pérdida de tiempo - hasta que llegamos a estar en nuestros sentidos.

Cuanto más busquemos, menos descubriremos la verdad. La verdad es ahora y ahora es lo que es – que es todo lo que hay en los sentidos,  en este momento, ahora, en la experiencia del observador. Buscar algo más es el camino de la ignorancia.

Mientras estés ocupado en la búsqueda espiritual te distraerás de lo que es y te involucrarás en lo que han provisto los maestros espirituales, los budistas y todas las demás religiones. Entrarás en el espacio interior y comenzarás a imaginar lo que es Dios, lo que es Jesús, lo que es Mahoma o aquello de lo que hablaba Buda. Te embarcarás en todo tipo de ceremonias, mantras y demás: todo basura comparado con la verdad. La única verdad es lo que es, tal como es, ahora: los fenómenos que están frente a ti. Todo lo demás te aleja de la verdad. Y entonces, inevitablemente tienes que sufrir y conocer la confusión y la contradicción.

Se te ha provisto tu vida viviente para que puedas sufrir lo suficiente y pases por pérdidas y por todos los éxitos y fracasos temporales, las depresiones, las confusiones y los momentos temporales en los que estás en un estado mental como para sentir que existe un Dios o la verdad.  Temporales porque sostener la verdad como estado ininterrumpido requiere que estés absoluta y completamente en tus sentidos, ahora y a cada momento. Y no podrás hacerlo hasta que hayas vivido y sufrido lo suficiente, de modo que tarde o temprano te libres de lo que imaginas que es la verdad y percibas en cambio su realidad.

Esperarías que un maestro espiritual diga que ‘hay una sola verdad y es ahora’. Pero te digo esto: la única verdad es ser ahora, en tus sentidos; lo que estás viendo y oyendo es la verdad, y si percibes algo en tu espacio interior, no es la verdad.

El espacio interior es donde piensas, quieres, imaginas, deseas y sueñas, donde tienes realizaciones espirituales, donde realizas a Dios, la verdad y el amor. Todo eso ocurre en el espacio interior, demostrablemente, en tu propia experiencia. Pero cualquier cosa que estés imaginando, que estés desarrollando como una opinión o una posición, no es la verdad. En la imaginación no hay verdad. Y no hay verdad en la reflexión, no hay verdad en el reflejo.

Dentro de ti está el clamor de tus emociones y el atiborramiento de tu mente. Si eliminases un poco el atiborramiento y el clamor, entonces sería verdad que un reflejo de la verdad podría brillar a través de esto. Y en ese momento estarás exaltado y pensarás que has realizado a Dios. Pero es sólo un reflejo de Dios. Es sólo despejar un poco el intelecto, que es el reflejo de Dios en la existencia. Un reflejo de Dios es como un reflejo en el espejo. ¿Eres tú el que está en el espejo? No, es tu reflejo. Así, un reflejo de Dios en el intelecto no es Dios… Dios es ahora, este momento, cada momento.

El intelecto está embadurnado de toda la basura de las creencias y la religión, de las esperanzas y falsedades que han diseminado los maestros. No podrás encontrar la verdad hasta que hayas borrado todo eso que está dentro de ti. Nunca encontrarás la ausencia, que es el estado de verdad, a menos que seas capaz de estar en el ahora sin que surja nada dentro de ti.

¿Tengo que recordarles a los budistas lo que dijo Buda? “No hay nada que surja en mí.” Eso significa que no hay opiniones, ni creencias, ni mantras, ni deseos, ni intentos, ni esfuerzo, ni clamor, ni atiborramiento – como modo de vida.

¿Qué puedes hacer para eliminar el clamor y el atiborramiento? Tienes que dejar de reflexionar sobre tus emociones, tus pensamientos, tus recuerdos. Tienes que dejar de pensar, de desear, de soñar mientras estás despierto. Mientras hago eso, existo. Sólo existo en el pasado como reflexión sobre mi memoria, sobre mis emociones o sobre lo que sé. Cuando hay sólo percepción, ahora, en los sentidos, yo desaparezco. Entonces hay un estado de ausencia - no hay persona, no hay individuo. Sólo lo que es.

Esto es la negación de todo – excepto del hacer. Nadie en la Tierra puede dejar de hacer. El único problema es que produzco un ‘yo’ para reflexionar sobre lo que estoy haciendo. No surge nada. Pero aún estoy ‘haciendo’… el pájaro está cantando y hay árboles, cielo, nubes y cualquier cosa de la que mis sentidos me estén informando en términos de sonido y vista, ésa es la única realidad ahora.

No sé cuán profunda es esta realidad dentro de los sentidos. Es un gran algo al que no puedo dar nombre. ¿Es eso todo lo que hay? Nadie puede decirlo. Cualquier cosa que se diga sobre ello es una interpretación. Es lo que es ahora. Ese es el misterio, ése es el secreto.

 

Barry Long

© The Barry Long Trust

 

Back and up