RECONOCIENDO TU PUREZA

 

¡Ya no más negatividad! A partir de este momento, no más negatividad. Déjame explicarte lo que es la negatividad. Sé que sabes lo que es la negatividad —pero no conoces su nivel sutil. Negatividad es toda expresión o pensamiento acerca de tu propia incapacidad para encontrar la verdad. Negatividad es cualquier desesperación en ti: «No puedo hacerlo. No importa cuánto me esfuerce, no podré hacerlo». Negatividad es: «Soy muy torpe, soy muy ignorante, soy muy esto, soy muy aquello». Eso es negatividad. ¿Y sabes quién dice estas cosas? Es el hablador —un animal muy peligroso. Realmente no es digno de ser llamado animal. Es una condición subconsciente de dolor y falta de comunicación que se encuentra dentro de cada uno de nosotros, y que ha estado ahí por mucho, mucho tiempo.

Una vez, cuando el hombre y la mujer amaban realmente, no había hablador. Ninguno hablaba jamás. No había necesidad de hablar, porque nos comunicábamos en el amor. Y el amor no es el amor sentimental, el amor que extraña, el amor que sufre, el amor que se entristece — eso no es amor. Nosotros estábamos en el amor, lo cual significa que estábamos en el halo dorado del cual hablé en las cintas de Haciendo el amor  — un halo dorado de comunicación, de amor sin tener que decir algo, o hacer algo, o ser alguien. Estábamos de hecho allí, así que tú sabías con precisión lo que yo necesitaba, y si desde tu punto de vista yo necesitaba algo, entonces podías proporcionármelo, o yo a ti. De este modo, nos comunicábamos a través del amor, puesto que el amor es la más fina comunicación que existe. El amor es ausencia, el amor no es presencia de nada. El amor es lo contrario de lo que la mente humana piensa que es.  

¿Y qué es, en verdad, la ausencia? La ausencia comienza con una falta de auto-condenación, porque no puedes estar ausente si estás condenándote a ti mismo. No puedes estar ausente si estás criticándote a ti mismo. No puedes estar ausente si estás desesperándote por lo lento que es tu progreso en la verdad. Eso no es ausencia. Eso es presencia del hablador, del negativo, el que crucifica a todos sobre la tierra. ¡Ya no más negatividad hablando de ti mismo, por favor! ¡Ya no más!

¿Y qué alternativa, qué alternativa que pueda mantener? La respuesta es muy, muy sutil, y voy a tratar de transmitirte esta enorme sutileza, que va a reemplazar esa negatividad que tu mente va a pensar o a decir. Para estar aquí cada uno de ustedes debe amar la verdad, aunque puede ser que no sepan todo el tiempo que aman la verdad. Para algunos de ustedes, la verdad puede traducirse en esta otra palabra: Dios. Amando la verdad amas a Dios, y amando a Dios amas la vida, porque esa es la razón por la que estás aquí, porque amas. Eso es tu pureza. El hablador está siempre enfatizando lo negativo, ¿pero qué de reconocer la pureza? Cada uno de ustedes tiene pureza. Ella está obscurecida por este pensador y hablador negativo, que dice muchas tonterías acerca de sí mismo. Tan pronto como habla de sí mismo, encuentras que no pasa mucho tiempo antes de que empiece a traer desesperación, desaliento y depresión.

Mantente en el reconocimiento de tu pureza. ¿Cómo hacerlo? Pues la pureza es nada. Es tu amor por la verdad. Tu amor por la verdad es tan sutil, tan fino, que no puedes hablar acerca de ello. Todo lo que puedes decir es: «Yo amo la verdad. Yo no estoy seguro de lo que es la verdad, pero la amo». Sólo necesitas hacer esto, y en ese momento de amar la verdad o reconocer tu pureza, estás ausente. Hay una gran ausencia en ti, porque no sabes qué estás amando, no sabes quién está amando, todo lo que sabes es: «Simplemente lo amo. Nunca lo dejaré porque no puedo estar lejos de ello. Simplemente lo amo». Eso es tu pureza. Eso es la pureza del amor. Eso es la pureza de la humildad. Eso es la pureza de abandonar al hablador, al pensador, al negativo, que siempre será negativo. Todo hablar se convierte en negatividad, o en hablar sobre tonterías, a menos que esté alabando mi pureza.

Ahora, ¿quieres nuevamente saber qué es la pureza? Porque se resbala de la mente, lo mismo que el agua se resbala de la espalda de un pato. Estás aquí porque amas algo. Algo que es inexplicable. No alguien, sino algo que es como nada. Verdaderamente lo amas, y nunca has sido capaz de abandonarlo. Y no importa lo que hagas, de un modo u otro, continúa llamándote de regreso, y la única cosa que lo arruina es el pensador. ¡Pero tú no eres eso! Tú eres el amor hacia esa cosa extraordinaria que no puedes nombrar.

 

Barry Long

© The Barry Long Trust

De una charla en Cabarita Beach, Australia, 1995

Back and up