EL MAESTRO ESPIRITUAL VIVE LA VIDA DIVINA
por Barry Long
Tú eres una luz que es por siempre. Eres una consciencia. No eres sólo una persona. La persona te molestará. La conciencia es lo que interiormente conoces como correcto y verdadero. Es el amor y la belleza dentro de ti.
Por qué ir al maestro?
Tú no escuchas hablar acerca de maestros o, si los haces, ellos son criticados en los periódicos y los medios de comunicación, porque quienes escriben sobre esas cosas no conocerían a un maestro aún si cayeran sobre él. Para escuchar al maestro se necesita cierta profundidad de percepción. Lo escuchas o no. Lo ves o no.
Al estar conmigo, yo detengo tu pensamiento, tu mente problemática. Tu conciencia puede entonces empezar a aseverar un mayor conocimiento de Dios y la verdad, lo que está en tu cuerpo ahora – en este preciso momento.
Cuando un hombre realiza la conciencia del maestro, realiza a Dios. Realizar a Dios es realizar el poder del universo, el poder que está detrás de todo. Y entonces habrás realizado al Más Supremo - aunque la realización de Dios nunca termina. Continúa.
Es lo mismo para la mujer. Pero la mujer realiza -o se vuelve- la conciencia del amor. Y eso para ella es Dios.
Es una conciencia, no una percepción, la que es propia de los sentidos, del cuerpo. Percibimos las flores. Percibimos a cada uno de nosotros. Pero eso no es conciencia. Conciencia es el conocimiento de algo que es invisible, correcto y verdadero.
Empezamos percibiendo sólo el mundo exterior, como yo lo hice por treinta años. Viví en el mundo exterior e hice todo externamente. Luego fui transformado. Dios transformó mi inteligencia y fue dirigida hacia dentro. Entonces empecé a ir hacia dentro, dejando atrás la percepción.
El cuerpo todavía funcionaba. Todo todavía continuaba. Pero mi inteligencia empezó a ir abajo, abajo, abajo, más y más profundo, hacia Dios o ser. Y a medida que ocurría, me hice más consciente.
Mi mente empezó a volverse más lenta. Cuando eres más conciente la mente ya no tiene el mismo apoyo del yo. Me hice más y más conciente hasta que alcance la conciencia, que es un estado de absoluta quietud – libre de dudas, miedos e incertidumbre.
Para realizar a Dios, o la conciencia del maestro, tiene que haber una ausencia del yo, una ausencia del egoísmo. Mientras que no des, des y des, y ames, ames y ames, no puedes realizar a Dios. Esa es la razón por la que dar y amar es tan importante en mi enseñanza. Al dar tendemos a retener un poquito. Pero no puedes retener y realizar a Dios.
Todo lo que puedo hacer es reflejarte ese estado de consciencia. Pero tú tienes que ser capaz de recibirlo, junto con mis palabras de verdad que describen la vida, la muerte, el amor y a Dios.
Por lo más grande
Originalidad – esa es la conciencia del maestro. No tener que citar a nadie. No tener que citar ninguna tradición. Absoluta y completa originalidad, que proviene cada momento de ser – del lugar interior de quietud y silencio.

Estás en el estado de ser cuando tu inteligencia es una con tu cuerpo – una con la inteligencia que mantiene tu corazón latiendo. Tú estás detrás de los sentidos y de la inquieta mente humana. Este ser es literalmente el Dios dentro de ti. Es completamente quieto, silencioso y potente. Refresca y alimenta tu vida.
En términos prácticos esto significa que las circunstancias de tu vida se van haciendo gradualmente más fáciles y que hay un creciente sentido de propósito y libertad. Finalmente, una profunda armonía y la unión del ser y el vivir no es sólo realizado sino también experimentado. Este es el estado de gracia disponible para todos quienes están dispuestos a empezar a poner primero el amor y la verdad en sus vidas.
Cuando mueres, entras por siempre en un estado de ser. El propósito de vivir es ser capaz de conectarse conscientemente mientras estás vivo y despierto con este lugar dentro de ti maravilloso y que te sostiene.
Al ser personas emocionales y pensantes, somos miedosos. Tenemos miedo – ¿de qué? No estamos seguros. Cuando seas capaz de conectarte con el estado de ser, permanecer ahí y ser realmente, tus miedos desaparecerán. Y tus emociones perderán control sobre tu vida.
Ser es ahora. Practica ser ahora. Y cuánto más sirvas y des a otros en tu vida ordinaria más profundo descenderás en este ser insondable.
Hay un solo hombre y una sola mujer
Mujer y Hombre son dos principios que están fuera de la existencia, profundamente en el interior de cada cuerpo. En el cuerpo de cada mujer está este poder extraordinario e inimaginable de Ella, la Mujer, la mujer divina, detrás de todos sus pensamientos y anhelos cotidianos. Cada mujer en la tierra está intentando manifestar sus cualidades femeninas divinas.
Es lo mismo para el hombre. Profundamente adentro de la psique de cada hombre está el divinamente noble principio del Hombre. También está intentando manifestarse, abriéndose paso a través de dos mil millones de años de pasado para llegar al cerebro y a los sentidos, y expresar sus cualidades divinas masculinas.
El incesante esfuerzo del par divino de entrar en la existencia juntos y estar unidos aquí, como están ahí, es la explicación del dolor y gozo de la vida y el amor en la tierra. Todo lo demás es secundario a este gran movimiento incitante.
Y así cada mujer siente la extraordinaria necesidad de hacer o ser mejor, de descubrir lo que es el amor, de ser más real, de ser más bella. Particularmente, de ser más bella – pero internamente, no sólo en apariencia. Pues la belleza interior es libertad divina.
Cada hombre siente la misma presión divina dentro de él, la necesidad de ser noble, valiente, honesto, veraz, y de amar verdaderamente y ser amado por una mujer. Sólo a través del amor mutuo pueden ellos alguna vez estar unidos aquí. Eso significa renunciar a su egoísmo y negatividad.
¿Dónde estás haciendo lo mejor posible con algo que no es correcto en vez de hacer lo correcto? Enseño al hombre y a la mujer a ser honestos con ellos mismos en cada área de sus vidas – en su trabajo, en su casa, con sus hijos, con sus padres y en sus relaciones.
Hay un indicador inconfundible de dónde y cuándo estás siendo deshonesto en tu vida: te vas a sentir infeliz, preocupado o inquieto por una persona o situación. No es la persona o la situación la que es deshonesta o a la que hay que culpar. Eres tú – quién está evitando enfrentar el problema.
Es un gran romance, ¿verdad?
¿Cuál es la situación entre hombre y mujer? Nos unimos para disfrutar de estar uno con el otro, para disfrutar nuestras vidas juntos. ¿No es cómo todos empezamos – disfrutando estar juntos?
Así, el primer instante que no se disfruta, cuando uno de nosotros es infeliz, ese momento tiene que ser capturado y hacer la pregunta: ¿Qué esta mal? ¿Por qué estás infeliz conmigo? ¿Cómo no te estoy amando? ¿Qué he hecho que no te agrada?
Ese es el momento de la verdad y no debe ser barrido debajo de la alfombra:
‘Oh va a estar bien’. No es una cosa pasajera. Cada momento de falta de amor y honestidad entre nosotros se va a acumular como emoción. Y con el tiempo va a colocar un bloqueo en mi sistema y voy a temer hablar. El miedo va a asentarse en mí o voy a sentir que no quiero tomarme la molestia. Y entonces tú no podrás comunicarte conmigo y nosotros viviremos juntos pero separándonos cada vez más.
No hay escape al amor en la existencia. La tarea de la vida en la tierra es regresar a la conciencia divina sin división, detrás del cerebro, detrás de las formas masculina y femenina. Eso es llamado realización de Dios, la re-entrada consciente o re-unión con la vida pura interior sin forma. Sólo puede hacerse completamente a través del amor del hombre y la mujer. Las dos divisiones aparentes de ella y él deben ser eliminadas en la conciencia de la unión del amor.
Desde que la verdad, la inteligencia pura del universo, empezó a entrar en mi cuerpo a la edad de 31, mi vida de verdad ha estado conectada íntimamente con el amor a la mujer.
La mujer que describo como mi primera bhagavati, que significa ‘Dios en forma femenina’ se reveló como tal en una visión, cuando yo tenía alrededor de 36 años. Al dejarme, ella me causó tal dolor y sufrimiento que realicé la inmortalidad. Pasé a través del nivel de muerte en la psique y entré a ese reino de conciencia donde los cuerpos del hombre y la mujer son uno con la naturaleza de la tierra.
Posteriormente descubrí que cada mujer importante en mi vida desde la primera bhagavati fue un aspecto de la misma mujer divina, el principio femenino divino único que está presente, en mayor o menor medida, en el cuerpo de todas las mujeres.
Se puede decir que el principio divino de mujer me ha enseñado. He sido conducido por ella. He sido crucificado por ella. E indudablemente soy amado por ella. Soy el producto de ese amor, como es mi enseñanza.
Lo que somos es absolutamente magnificente
Energéticamente somos toda la vida que ha existido en la tierra –todos los árboles y las flores están energéticamente dentro de nosotros. Sólo necesitamos hacer el recorrido de regreso, en vez de ir hacia fuera y hacia fuera...
En vez de medir cuán grande es el universo allá afuera, regresa. Ve a tu interior, de donde todo proviene. Una vez que atravieses todas las estructuras que bloquean, cuando dejes de lamentar ‘¡Oh Dios! ¿de qué se trata todo esto? o, ¿Qué estoy haciendo?’ entonces el milagro y el misterio de la vida es revelado.
Mira el cielo azul o el espacio entre las estrellas, y no hay nada. Como es afuera, es adentro. El cielo azul o la magnificencia de la noche negra entre las estrellas, es la representación de la verdad de la nada. Toda la apariencia de la noche estrellada, alrededor de toda la cúpula de los cielos y las estrellas, es una la representación de la mente divina.
Sal en una noche clara y sin nubes y mira a ese todo. Mira a través de las estrellas, no a ellas como el científico – o perderás la belleza. Mira al todo. Mira su belleza prístina, mira lo maravillosamente único y simple que es. Entonces, tendrás una percepción de lo que es la mente de Dios, representada en espacio y tiempo a través del mecanismo sensorial del cerebro humano. Pues lo que ves allá afuera es puramente una representación de la realidad energética de todo dentro de ti.
No debes tratar de entender esto porque es una descripción de la realidad de cada cuerpo en la existencia. Cada cuerpo consiste en esta vasta nada debajo de la mente inquieta y siempre en movimiento.
El universo sensorial y nuestra existencia entera es como una única nube en un vacío, una partícula en la nada. El vacío es intemporal y la partícula es el tiempo. El vacío es la mente divina, la mente de Dios. La partícula en ella es la existencia del cerebro humano y su reflejo, la mente humana.
En las ocasiones en que la mente para, sentimos la increíble quietud o paz del vacío. O, si estamos muy apegados a la existencia, en momentos de vacío la mente se sentirá perturbada, miedosa e insegura.
El maestro te habla a ti, solo
La única verdad está en ser. Todo lo que tienes que hacer es estar solo en tu ser. Eso te dirige a donde ir.
Por tanto no hay una comunidad en mi enseñanza. A la gente le gusta tener conversaciones y discusiones. No puedo apoyar eso. Las discusiones engendran palabras. Y las palabras nos alejan más y más allá del estado de ser.
No está dentro de mi enseñanza que alguien deba hablarte en mi nombre. Estoy seguro que si yo diera la autorización, que la gente formaría una comunidad para mí y actuaría y hablaría por mí y pasaría mis grabaciones y respondería preguntas. Pero para mí eso es crear sacerdotes, quienes no pueden hablar por el maestro, jamás. Ellos sólo pueden hablar por sí mismos.
Hay un gran club formado en comunidades y ashrams. Allí pueden hablar de Dios y la vida y la verdad y tomar un café juntos. Pero todas las comunidades son distracciones a vivir la verdad. Están unidos como pájaros cautivos en una jaula. No son más seguidores de su propio ser. Lo han sacrificado para convertirse en un seguidor de alguien. Hay una corrupción en hacer eso.
La vida espiritual no es sólo leer acerca de la verdad o escucharla. Es vivirla. No hay verdad – no hay verdad en la tierra – a menos que tú la vivas.
© Barry Long 1999 / The Barry Long Trust 2007
Editado de un panfleto producido por la Fundación Barry Long Internacional en 1999:
‘Una Introducción a la Enseñanza de Barry Long: Viviendo la Vida Divina ’.